La angustia es un miedo anticipatorio que causa un estado psicológico displacentero con síntomas físicos.
La angustia es un estado afectivo que causa malestar, con una sintomatología muy marcada de sensación de sofoco, ahogo, creencia de peligro inminente físico o psíquico. Se trata de una amenaza que nada tiene que ver con la realidad,
no obstante, provoca sufrimiento mental y pesadumbre. Se vincula por tanto, con un miedo anticipatorio generando un estado psicológico displacentero con síntomas físicos.
En el trastorno de angustia se suelen dar tres cogniciones típicas:
- Catástrofes físicas (enfermedad grave o muerte)
- Pérdida de control
- Temor social

Estos pensamientos persistentes e intrusivos provocan desorientación vital, incertidumbre y falta de control lo que motiva la sensación de un peligro impreciso o una expectativa frustrada. En definitiva, la imprevisibilidad desemboca
en desesperación ante situaciones “difíciles” para la persona. Se trata de situaciones de diferente índole relacionadas con temas sentimentales, laborales, escolares, de salud o simplemente con pensamientos irracionales.
El trastorno de angustia acostumbra a tener un curso crónico, aunque de intensidad oscilante. Por ello es de vital importancia consultar al psicoterapeuta, dado que el fantasma de la repetición de la crisis nos imposibilita
para desarrollar tareas cotidianas. Las implicaciones o las consecuencias de la angustia genera cambios significativos en la conducta. El sentir que uno pierde el control que sufre un infarto de miocardio o que siente
que pierde el norte desmoraliza a la persona y la incapacita para vivir una vida plena. El consultar a un psicólogo nos ayudará a afrontar la angustia y a vivir nuestra vida tal y como deseamos.